Los fuegos artificiales son artefactos que se originaron en la antigua China, están compuestos por productos químicos combustibles (pólvora) y causan efectos luminosos y auditivos muy llamativos; su historia ha acompañado algunas festividades asociadas a la cultura y a la religión.
La pólvora y los artículos pirotécnicos se usan en festividades públicas, de ámbito regional y nacional, y particularmente en las festividades de fin e inicio de año. Sin embargo, a pesar de sus efectos llamativos y de alegría se presenta el drama de cientos de personas, la mayoría niños quemados y mutilados por el uso de diversos dispositivos elaborados a partir de la pólvora, pudiendo hasta ocasionar intoxicación por su ingestión o contacto con mucosas. También puede llegar a producir incendios forestales, de viviendas y de diversos tipos de establecimientos. Lamentablemente los niños son los más perjudicados y, ocasionalmente la gravedad de las lesiones causan discapacidad permanente e incluso la muerte. Estudios europeos han reportado muertes en niños asmáticos por inhalación de humo de fuegos pirotécnicos durante las celebraciones de fin de año.
Las lesiones producidas por el estallido de la pólvora son diversas; las más frecuentes son las quemaduras, seguidas por las lesiones oculares tipo laceración (por penetración de cuerpos extraños en los ojos durante el estallido, lo que causa también laceraciones de párpado). Las amputaciones se presentan generalmente por el estallido anticipado del dispositivo pirotécnico, sobre todo en dedos; también se presentan amputaciones de genitales en niños a quienes se les explota la pólvora en el bolsillo de sus pantalones. Se presentan lesiones auditivas, cuando el material pirotécnico explota muy cerca de los espectadores, y las contusiones producidas por el impacto que produce el material cuando explota sobre los tejidos. Generalmente, las lesiones por pólvora comprometen varios órganos o sistemas de manera simultánea en una misma persona.
La mayoría de las lesiones relacionadas con los fuegos artificiales son de petardos, cohetes hechos con botellas y bengalas. Si bien parecen inofensivas, las bengalas representan el peligro más grande para los niños pequeños porque los padres no las consideran como explosivas y parecen seguras. Pero, ¿sabía que las bengalas lanzan arcos de luz a temperaturas que pueden alcanzar los 982º C y que esto es suficiente para derretir oro?. Las bengalas son responsables de la mayor cantidad de lesiones por fuegos artificiales y por un tercio de todas las lesiones por fuegos artificiales a niños menores de 5 años.
Las lesiones por pólvora son “facilitadas” por los siguientes factores:
1. Disponibilidad: es el acceso que tiene cualquier persona a los artículos fabricados con pólvora, ya sea en el mercado legal como en el llamado “mercado negro”. Es común encontrar distribuidores a lo largo de todo el país y con mayor disponibilidad en épocas de festividades, en los municipios donde no existe restricción.
2. Tipo de fuego artificial: los cohetes de botella pueden despegar y estrellarse en la cara y causar lesiones a los ojos; las chispas producidas por las varitas pueden encender la ropa (las chispas se queman a más de 540°C); y los petardos pueden lesionar la mano o dedos si explotan a corta distancia.
3. Estar muy cerca: las lesiones pueden ser causadas por estar muy cerca de los fuegos artificiales cuando explotan; por ejemplo, cuando alguien se agacha para ver más de cerca un fuego artificial que ya ha sido encendido, o cuando un cohete de botella cambia de dirección y se estrella en alguien.
4. Uso sin supervisión: los menores deben contar con la supervisión de un adulto responsable en la manipulación o uso de la pólvora.
5. Falta de coordinación física: Los niños más jóvenes frecuentemente no tienen la coordinación física para usar los cohetes en forma adecuada.
6. Curiosidad: los niños tienden a emocionarse y les causa curiosidad de acercarse a los fuegos artificiales lo que aumenta las posibilidades de que resulten heridos.
Las lesiones por pólvora SON PREVENIBLES en la mayoría de los casos. Se deben identificar los factores de riesgos con respecto a la manipulación y uso inadecuado de la pólvora, y en conjunto con otros organismos, identificar riesgos asociados a la venta, transporte y distribución
Se debe promover el uso de fuegos artificiales únicamente por personal experto y nunca por los menores de edad, y se deben promocionar otras alternativas de ocio y recreación inocuas, distintas al uso indiscriminado de la pólvora, en torno a la celebración de festividades.
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